¡Camparte en tus Redes Sociales!

Los manglares son ecosistemas únicos, fuentes de vida, de protección y de sustento para los pueblos y comunidades costeras, pero frágiles.

Así quedó demostrado en el estudio ‘Protección de reservas y sumideros de carbono en los manglares y áreas protegidas de Panamá’, coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El proyecto determinó la valoración económica de los distritos de San Lorenzo, San Félix y Remedios, en la provincia de Chiriquí, donde existen altos niveles de pobreza y donde la pesca artesanal es su principal actividad económica.

Este ecosistema genera $27.1 millones anuales a través de sus bienes y servicios considerando 13,718 ha de bosques salados que aportan $1,981 cada una. Esta suma, sin embargo, es la mínima que podría estar generando este ecosistema considerando que solo se evaluaron algunos de los servicios y bienes a los que se le puede sacar provecho.

Los ingresos son producto de pesca comercial y artesanal, extracción de conchas negras, cáscara de mangle, fijación de dióxido de carbono, retención de sedimentos, y el desarrollo de actividades ecoturísticas.

El área de estudio de manglares se extiende desde la desembocadura del río Fonseca, en la Bahía de San Lorenzo, hasta la desembocadura del Río Tabasará. En las zonas de influencias de estos manglares están ubicados 12 corregimientos, en su mayoría rurales, con una población aproximada de 13,446 que sobreviven con ingresos de la pesca, extracción del mangle, turismo y fincas agropecuarias.

Los resultados igualmente demostraron el enorme potencial que tienen los manglares como sumideros de carbono a través del estudio de 642 muestras de suelo.

En un área de aproximadamente 14,500 hectáreas los manglares llegan a absorber más de 4 millones y medio de toneladas de carbono. La fórmula para medir la absorción de carbono fue el Protocolo de Medición de Carbono en Manglares, del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.

‘Hemos logrado destacar el rol de los manglares panameños en su contribución al desarrollo sostenible y en la gestión del riesgo de cambio climático, tanto desde perspectivas de adaptación como de mitigación’, explicó la Coordinadora General del proyecto, Isis Pinto, resumiendo el aporte principal de esta iniciativa, implementada en el país entre los años 2014 y 2017.

A pesar de sus múltiples beneficios, los manglares enfrentan riesgos que atentan contra su conservación. Están afectados por la presión humana y son muy vulnerables al cambio climático.

Los bosques están sometidos a la extracción de madera y su drenaje para la expansión de la agricultura. Esto pone en riesgo la reserva de carbono almacenado en el manglar, y la biodiversidad que alberga.

Esto, además, repercute en la capacidad para seguir prestando servicios que facilitan la adaptación al cambio climático de las poblaciones costeras.

 


¡Camparte en tus Redes Sociales!