Con una mezcla de veneración, indiferencia e incluso repudia celebra Rusia el centenario del nacimiento del Nobel de literatura ruso, Alexánder Solzhenitsin, el hombre que abrió los ojos al mundo sobre los horrores del estalinismo, sobre la terrible realidad de los GULAGs, los campos de concentración creados por el régimen comunista para acabar con sus detractores.

A lo largo y ancho del país se organizaron encuentros, seminarios, exposiciones, mesas redondas y distintos actos de homenaje al insigne escritor. Los principales diarios dedican desde hace días gran parte de sus páginas a glosar su obra. También abrió sus puertas en Moscú, en el edificio Pashkov de la Biblioteca Estatal de Rusia, una conferencia internacional dedicada a su memoria titulada «Alexánder Solzhenitsin: mirada desde el siglo XXI» y acudieron más de 60 especialistas llegados de 11 países. Las autoridades tienen previsto inaugurar un nuevo memorial en honor del gran literato. Mientras, en varios teatros se estrenan producciones inspiradas en obras de Solzhenitsin

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