Nuevas observaciones muestran que 2018 fue el año más caluroso registrado para el océano global, como lo demuestra el contenido de calor del océano hasta los 2.000 metros de profundidad. En comparación con el valor promedio de 1981-2010, la anomalía del calor del océano en 2018 es de aproximadamente 19,67 x 10 elevado a 22 julios, una medida de unidad de calor. Este aumento de calor en 2018 en relación con 2017 es de 0,91 x 10 elevado a 22 julios, 388 veces más que la generación eléctrica total de China en 2017, y 100 millones de veces más que la energía de la bomba de Hiroshima. Los años 2017, 2015, 2016 y 2014 se clasifican a continuación. Los valores se basan en un producto de análisis de temperatura del océano realizado por el Institute of Atmospheric Physics, de la Academia de Ciencias de China. El nuevo estudio está arrojando nueva luz sobre la cantidad de temperatura del agua oceánica que ha ido cambiando a lo largo de los años.
El cambio en el contenido de calor del océano se considera una de las mejores, si no la mejor, para medir el cambio climático impulsado por los gases de efecto invernadero emitidos por las actividades humanas. Esto se debe a que el calentamiento global se debe al desequilibrio energético de la Tierra debido a la mayor cantidad de gases de efecto invernadero en el aire provenientes de actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, y la gran mayoría (más del 90%) del calor del calentamiento global se deposita en los océanos del mundo. Además, el récord de calor del océano se ve menos afectado por las fluctuaciones naturales que las temperaturas de la superficie y es un indicador sólido del cambio climático. Por lo tanto, el récord de calor oceánico sirve como evidencia directa del calentamiento global y destaca la necesidad de adaptación y mitigación del cambio climático.
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