Los primeros humanos que momificaron a sus muertos no lo hicieron en Egipto, como se suele pensar, sino en el lugar más seco de la tierra, en el pueblo de Chinchorro en el desierto de Atacama, Chile, que alrededor del 7.000 a. C. ya desarrolló esta técnica con 2.000 años de adelanto a los antiguos egipcios. Y según cuenta la CNN, este lugar es poco conocido incluso dentro de Chile, y el país espera que le seleccionen su candidatura en la UNESCO para el estatus de Patrimonio de la Humanidad para obtener la atención que merecen estas momias.
«La momificación comenzó con bebés y fetos (quizás debido a la alta mortalidad fetal en el desierto rico en arsénico) antes de progresar a adultos. Hubo cinco estilos distintos en un lapso de aproximadamente 4,000 años», explica la CNN.
De hecho, el pasado diciembre, expertos chilenos y egipcios se citaron en El Cairo con el apoyo de la Unesco para intercambiar información sobre bioarqueología, un campo en el que los sudamericanos tienen particular interés en colaborar con sus colegas africanos para tratar de desentrañar todos los enigmas de estas antiquísimas momias.
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