Puede parecer que las bandadas de pájaros se mueven al unísono, pero una nueva investigación muestra que las grajillas (Coloeus monedula) se pegan a sus parejas, aunque perjudique al grupo. Naturalistas victorianos estaban tan perplejos por las bandadas que se movían juntas como un solo super-organismo que pensaban que las aves debían estar comunicándose telepáticamente. Desde entonces, los científicos han demostrado que este comportamiento colectivo puede surgir si cada ave en una bandada responde a sus vecinos siguiendo reglas idénticas.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por biólogos de la Universidad de Exeter (Reino Unido), físicos de la Universidad Stanford (Estados Unidos) y científicos de la computación en la Universidad Simon Fraser de Canadá muestra que no hay reglas idénticas. En cambio, pares de grajillas, que se aparean de por vida, vuelan juntas dentro de la multitud. Los hallazgos, descritos en Nature Ecology & Evolution, revelan una compensación: las aves emparejadas se benefician porque usan menos energía en vuelo, pero la existencia de pares reduce la capacidad de la bandada para reaccionar ante los depredadores.
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