¡Camparte en tus Redes Sociales!

Nuestra casa se quema. Los incendios en la Amazonia y otras regiones confirman que estamos ante una emergencia planetaria, tal vez la mayor a la que nos enfrentamos, pero aún así nos cuesta aceptarlo y reaccionar. Nos acomodamos a todo muy fácilmente, es un gran defecto de los seres humanos. Pero ante un peligro de esta envergadura, lo primero que hay que hacer es tirar del freno de emergencia y parar la locomotora. Sí, de golpe. Lo segundo sería pensar en lo que ha causado el problema para que no se repita en el futuro y, así, que el tren completo pueda llegar a su destino, aunque vaya más despacio y haga más paradas.

Y el destino aquí es garantizar la vida en el planeta; la nuestra y la de las demás especies con quienes compartimos casa. Los incendios en la Amazonia no son accidentales. A menudo, los bosques se están talando y quemando para seguir con la expansión agrícola y dar paso a los pastos y cultivos para alimentar el ganado. En toda América del Sur, los bosques están siendo destruidos para dar respuesta a una demanda cada vez mayor de piensos para la ganadería industrial que, a su vez, responde a un consumo desmesurado y una demanda creciente de carne barata en algunos países.

En nuestros platos está la cerilla que prende el fuego que da origen a estos devastadores incendios. Para muchos, importa más el dinero que se pueda ganar (y lo poco que cuesta un filete) que el incalculable valor para la humanidad de conservar ecosistemas forestales como la selva amazónica, el Cerrado o el Chaco.

ECOticias


¡Camparte en tus Redes Sociales!