En un momento en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busca frenar la inmigración de México y Centroamérica, mayas, aztecas y otros de sus antepasados han cruzado la frontera para desembarcar en una nueva sala del Museo de la Universidad de Pensilvania (Penn), en Filadelfia.
La nueva galería dedicada a los pueblos que ocuparon lo que hoy es México, Honduras, El Salvador, Belice y Guatemala acogerá a partir del próximo sábado más de 250 artefactos de algunas de las sociedades que habitaron Mesoamérica a lo largo de más de 3.000 años de historia, más de la mitad de los cuales nunca habían sido expuestos al público.
Esta nueva exposición permanente busca analizar la relación que guardaba la política y las figuras autoritarias de estos pueblos con la divinidad, las fuerzas de la naturaleza y los astros.
Entre estas obras de orfebrería, moda o escultura de los pueblos azteca, maya, zapoteca y olmeca, entre otros, destaca la escultura de roca desnuda de la Gran Diosa de Teotihuacán, deidad de la fertilidad y la vegetación del pueblo Teotihuacán y precursora de la diosa azteca Xochiquetzal.
EFE