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Holanda, el país de las soluciones sostenibles, se queda sin ideas para cumplir los objetivos de la UE y negocia a contrarreloj con varios países europeos la compra de derechos energéticos, en medio de otra lucha imposible, la de acatar la sentencia judicial que le exige reducir las emisiones en 2020.

A finales de este año, al menos un 14 % de la energía generada en los Países Bajos debe ser sostenible, de acuerdo con los objetivos establecidos por la Unión Europea (UE), pero lograr ese porcentaje es prácticamente imposible por lo que el país se ve amenazado con una multa millonaria desde Bruselas, reconoce el Ministerio holandés de Asuntos Climáticos.

El holandés es uno de los objetivos más bajos si se compara con sus socios europeos, donde algunos tienen la obligación de llegar a un 20% de energía sostenible, como es el caso de España, pero aún así está lejos de cumplirlo.

La solución será comprar «derechos energéticos sostenibles» a países que ya cumplen el mínimo exigido por Bruselas, e incluso lo exceden en un porcentaje suficiente como para venderlo en forma de derechos a países que no alcanzan la cifra reglamentaria.

Esto evitará la sanción a La Haya, pero no resuelve el problema interno de la excesiva dependencia de la energía no sostenible, mientras que recurrir a la alternativa de comprar derechos es políticamente incorrecto, más para un país considerado modelo de ideas sostenibles y de respeto al medio ambiente con las bicicletas como símbolo.

En declaraciones a Efe, el director de la Asociación Holandesa de Energía Sostenible (NVDE), Olof van Der Gaag, lamenta que el Gobierno «tenga que gastarse cientos de millones de euros en otros Estados porque no ha sido capaz de contar con la suficiente energía obtenida de fuentes renovables como el sol, el viento o la biomasa».

EFE


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