Uno trabajó con Clint Eastwood. Otros actuaron en «El planeta de los simios» y uno más era un favorito de Michael Jackson. A ellos se sumó hace poco una argentina, Sandra, que ganó un caso judicial sin precedentes.
Son los 53 chimpancés y orangutanes que están a salvo en un santuario único en el centro de Florida.
Todos estos grandes simios fueron criados por humanos y no tienen las habilidades básicas para sobrevivir en un hábitat salvaje. No sabrían proveerse de alimento y las madres son incapaces de ocuparse de sus crías.
Por eso, cuando la industria del entretenimiento o la ciencia ya no los necesitan, o cuando las extravagantes personas que los compraron como mascotas ya no pueden mantenerlos, no tienen adónde ir.
Los que son afortunados hacen un último viaje a este oasis llamado Centro para Grandes Simios (CGA, en inglés) en Florida, en el sureste de Estados Unidos.
Es el único santuario para orangutanes acreditado en el hemisferio occidental y uno de los nueve santuarios para chimpancés en Norteamérica.
AFP