En Piriápolis, un balneario en la costa de Uruguay, un emprendimiento busca eliminar el plástico de la playa incentivando a quienes lo recojan, limpien y compacten, mediante pago en una moneda virtual que otorga descuentos y sirve también para comprar algunos productos.
«Nuestra misión es cuidar la playa», dice a la AFP Juan Rivero, de 34 años, analista en telecomunicaciones y surfista, uno de los responsables del proyecto, junto a Nicole Wyaux, de 32, diseñadora industrial.
Un miércoles de enero de calor sofocante, en el punto de acopio que está frente a una tienda en pleno centro del balneario, Rivero y Wyaux reciben a la gente que llega con bolsas, pesan el material con sus balanzas digitales colgantes y lo depositan en un contenedor de fabricación casera. Todo el proceso parece muy artesanal.
Los usuarios que se registran a través de la web quedan habilitados para depositar plásticos en los tres centros de acopio con los que cuenta por ahora Plasticoin, nombre del proyecto y de la divisa, y empezar a acumular esta moneda.
El depósito mínimo es 1 kg de plástico, que se retribuye con 100 plasticoins si se trata de residuos domésticos, 200 para plástico retirado de la playa y 400 por microplásticos, fragmentos de 0,5 cm o menos.
Esos plasticoins se pueden canjear, por ejemplo, por un voucher para ordenar una pizza con 50% de descuento en un restaurante que participa del programa, lo que podría significar un ahorro de USD 4 en un plato que en la carta cuesta unos USD 8.
También se accede a descuentos en tiendas de ropa, peluquerías, heladerías, clases de surf y hasta una inmobiliaria, además de la posibilidad de comprar determinados productos.
«Reciclar es interesante, por uno mismo, por los hijos y por los nietos», dice Graciela Martínez, usuaria registrada de 50 años. «Yo reciclo todo, a mí no me da vergüenza», agrega.