El estudio encontró que los niños con niveles más altos de exposición a contaminación al nacer tuvieron reducciones a la edad de 12 años en el volumen de materia gris y el grosor cortical en comparación con los niños con niveles más bajos de exposición.
Los resultados de este estudio, aunque son exploratorios, sugieren que el lugar donde vives y el aire que respiras puede afectar a la forma en que se desarrolla tu cerebro», avanza Travis Beckwith, investigador de Hospital de Niños de Cincinnati y autor principal del estudio.
«Aunque el porcentaje de pérdida es mucho menor de lo que podría verse en un estado de enfermedad degenerativa, esta pérdida puede ser suficiente para influir en el desarrollo de varios procesos físicos y mentales», puntualiza.
La materia gris incluye regiones del cerebro involucradas en el control motor y en la percepción sensorial, como ver y oír. El grosor cortical refleja la profundidad exterior de la materia gris.
El estudio encontró que las regiones específicas en los lóbulos frontal y parietal y el cerebelo se vieron afectadas con disminuciones del orden del 3 al 4 por ciento.
«Si la exposición temprana a la contaminación del tráfico daña irreversiblemente el desarrollo del cerebro, las consecuencias estructurales podrían persistir independientemente del punto de tiempo para un examen posterior», destaca el doctor Beckwith.
Los investigadores del estudio utilizaron imágenes de resonancia magnética para obtener imágenes anatómicas del cerebro de 147 niños de 12 años.
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