El primer vehículo autónomo de América Latina es la nueva atracción para los pasajeros estos días en el céntrico Parque O’Higgins de Santiago de Chile, un prototipo eléctrico 100 % que recorre sin volante ni conductor un kilómetro en el interior del gran parque capitalino.
Un pequeño autobús rojo, más silencioso que un aspirador, recoge a un máximo de 12 viajeros en la estación de metro homónima del parque, y a 12 kilómetros por hora los traslada hasta la piscina olímpica climatizada del interior.
La compañía Transdev Chile implementó a finales del año pasado este novedoso sistema de transporte como un ejemplo de lo que en el futuro podrían ser una realidad de movilidad urbana en Latinoamérica.
El jefe de estrategia de la compañía, Lluís Vidal, explicó a Efe que el vehículo tiene una máxima para garantizar la seguridad: «Nunca tendrá que tomar decisiones éticas, siempre va a frenar antes».
«Nunca ha habido un vehículo autónomo en América Latina, eso ya es hito. Es un vehículo que no tiene ni volante, ni pedales, ni conductor. El vehículo, cuando tú le indicas por dónde tiene que recorrer, decide en todo momento cómo se mueve, hacia dónde, con qué velocidad y cuál es su interacción con el entorno», agregó.
«Estos vehículos son extremadamente seguros. Su objetivo número uno, dos y tres es ser seguro. El vehículo adapta su velocidad de acuerdo al entorno en el que está», destacó el representante de Transdev Chile.