El papa Francisco y el líder musulmán Ahmed al-Tayeb oraron este jueves junto con los creyentes de muchas religiones para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus, que ha causado 300.000 muertes y contagiado a más de 4 millones.
“Todos estamos unidos como seres humanos, como hermanos, rezando a Dios, de acuerdo con la propia cultura, de acuerdo con la propia tradición, de acuerdo con las propias creencias, pero hermanos y rezando a Dios (…) para que el Señor detenga esta pandemia”, dijo el papa durante la misa matutina en la capilla de su residencia en el Vaticano.
Desde El Cairo, el gran imán de Al-Azhar, profesor de filosofía islámica, recomendó a los creyentes que “imploren a Allah todopoderoso por la salvación de todos los humanos de esta desgracia y que ayude a los científicos para que encuentren un remedio”.
La jornada, promovida por el Alto Comité para la Hermandad Humana, involucró a líderes religiosos, académicos y culturales de todo el mundo, y tiene como objetivo fomentar la fraternidad y la convivencia frente a una inédita emergencia sanitaria mundial.
Durante el rezo, el papa argentino, líder de 1.300 millones de católicos, recordó que existen otras pandemias que causan millones de muertos, como la “pandemia del hambre”, “la pandemia de la guerra” y la de los niños “sin educación”.
“En los primeros cuatro meses de este año, 3 millones 700 mil personas murieron de hambre. Existe la pandemia del hambre. En cuatro meses, casi 4 millones de personas”, lamentó el pontífice argentino, sumamente sensible a los temas sociales.
Los obispos latinoamericanos se unieron también a la jornada de oración, ayuno y obras de caridad, según un comunicado divulgado por la conferencia episcopal de América Latina.
Los obispos del continente invocan a Dios para que “inspire a la ciencia” para que muy pronto encuentre la cura para el Covid-19, a fin de restablecer la salud y el desarrollo, de tal forma, “que juntos construyamos una civilización más humana y fraterna”, piden en un comunicado divulgado por el portal del Vaticano.
AFP