Cuba abrió oficialmente desde este jueves la puerta a los cultivos transgénicos como «complemento a la agricultura convencional», en medio de una crisis alimentaria y de desabastecimiento agravada ahora por la emergencia sanitaria del coronavirus.
La isla, donde ya se trabajaba en la obtención de semillas genéticamente modificadas desde 2008, aplicará esta alternativa al maíz y la soja, entre otros alimentos, que podrían incluir también a la caña de azúcar en busca de una variedad resistente a los efectos del cambio climático.
«Cuba busca emplear esa tecnología con fines de desarrollo sostenible y no con las prácticas que en otros contextos han tenido un impacto ambiental», aseguró el vicetitular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), Armando Rodríguez.
El decreto ley de la Comisión Nacional para el Uso de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en la Agricultura Cubana, publicado hoy en la Gaceta Oficial de la isla, regula la «inclusión controlada» y la investigación, desarrollo, producción, uso, importación y exportación de los OGM.
Esta disposición se asegurará de que la aplicación de esta tecnología «tenga una adecuada evaluación de riesgo, siguiendo los principios de precaución, transparencia en el manejo, la comunicación de la información y la responsabilidad ético-científica», subrayó a la web Cubadebate el viceministro Rodríguez.
Cuba importa más del 80 % de los alimentos que consumen sus 11,2 millones de habitantes. La escasez crónica que sufre el país caribeño desde hace décadas se ha agravado ahora con la crisis sanitaria de la COVID-19, que ha vaciado los estantes de las tiendas estatales y complicado el abastecimiento de alimentos básicos.
El sistema estatal de acopio agrícola que obliga a los campesinos a vender la mayor parte de sus cosechas en exclusiva al Estado también se ha mostrado ineficiente para garantizar el abastecimiento y distribución de los alimentos.
Ante esta coyuntura, los dirigentes cubanos han instado -al igual que en otras crisis del pasado- a incrementar y diversificar la producción local de alimentos para reducir la dependencia de las importaciones.
Fuente: EFE