Las salas de cine retomaron este jueves sus sesiones en Santa Cruz, la mayor ciudad de Bolivia, después de cinco meses cerradas por la cuarentena, aunque en un inusual horario matutino.
Los espectadores fueron animándose en las primeras sesiones de tarde, en horarios más habituales, pues la novedad de películas a las nueve o diez de la mañana tuvo poco público en este día de reapertura.
“Fuimos los primeros en cerrar y somos los últimos en abrir”, declaró a Efe el presidente de la Cámara Nacional de Empresarios de Cine de Bolivia, Hernán Moreno.
Bajo estrictas medidas de bioseguridad, para evitar contagios de COVID-19, al menos cuatro salas reabrieron sus puertas en Santa Cruz, la capital financiera de Bolivia, luego de que la Alcaldía y el Comité de Operaciones de Emergencia Municipal inspeccionaran los cines y aprobaran protocolos de prevención de la enfermedad.
El retorno de la gran pantalla en esta urbe de más de millón y medio de habitantes es visto como otro paso más hacia una “nueva normalidad” que vive Bolivia, pues el país está ahora en una etapa de “posconfinamiento” para reactivar su economía tras dejar atrás la cuarentena.
Santa Cruz es la primera ciudad del país en reabrir las salas de cine, cerradas desde marzo, aunque con un horario distinto al habitual de tarde y noche.
Los cines pueden abrir ahora los jueves y viernes hasta las 18.00 hora local (14.00 GMT) y los fines de semana hasta las 14.00 (10.00 GMT), con un 30 por ciento de su aforo.
La esperada reapertura es un alivio, pero lo que queda de este año no da para recuperarse del parón económico de tantos meses, por lo que no se prevé que hasta 2021 el sector recupere el volumen de negocio que tuvo en 2019, advirtió el presidente.
Al menos para grupos de amigos, familias o parejas “va a venir bien” como distracción después de tantos meses, comentó.
UNA NUEVA EXPERIENCIA
Para entrar al cine los asistentes deben portar mascarillas, se toma la temperatura para permitir su ingreso, deben utilizar alcohol en gel constantemente y desinfectar sus zapatos en un pediluvio.
Los espectadores tienen que cumplir con el distanciamientos social y preferiblemente comprar sus entradas vía internet, aunque la boletería está funcionando, pero con un sistema de boletos electrónicos que minimiza el contacto.
Algunos cines dejan ingresar solo a personas de 16 a 65 años, para evitar que la población de riesgo se exponga.
En el área de confitería, para comprar las botanas, los trabajadores portan barbijos, guantes y desinfectan constantemente el lugar, para que los asistentes sientan seguridad al comprar.
Las salas son desinfectadas antes y después de una película y cuentan con sistemas de aire acondicionado para el constante cambio de oxígeno.
Además de que se ha ampliado a entre treinta y cuarenta minutos el tiempo entre cada sesión y no se puede estar en el acceso hasta media hora antes, con entradas y salidas escalonadas en cada película.
Fuente: EFE