Este otoño-invierno, intrincados tapices con la imagen del devastado puerto de Beirut o de un edificio en ruinas han sustituido los vestidos de gala en el taller del diseñador libanés Hass Idriss, uno de los más de 170 artistas que han donado sus obras para ayudar tras la explosión del 4 de agosto.

En una de las habitaciones del estudio de Idriss en el centro de la capital libanesa se encuentra el lienzo que pronto estará disponible en la tienda online Re-Store, una iniciativa colectiva para recaudar fondos y apoyar a las víctimas de aquella tragedia.

El artista ha recreado la devastada zona portuaria con hilos a modo de “cicatrices”, enmarcada en la parte inferior por dos trozos de una silla destruida en la tragedia, y donará la obra en su totalidad para que sea vendida en la plataforma digital.

“Este año no es mi momento y no es mi lugar, tampoco para la alta costura, por eso hice lo que me pareció natural”, explica a Efe el diseñador.

Como Idriss, decenas de escultores, pintores, diseñadores y fotógrafos han cedido sus obras a esta tienda lanzada hace alrededor de un mes para ayudar a las víctimas de la deflagración que causó más de 200 muertos y 6.500 heridos, y dejó a cerca de 300.000 personas sin hogar.

AI WEIWEI O JUERGEN TELLER

Re-Store fue ideada por un grupo de jóvenes de origen libanés que desde varios puntos del globo vieron cómo las casas de sus familias quedaban dañadas por la explosión y cómo sus seres queridos resultaban heridos.

“Aquí estábamos siendo testigos de lo que pasaba en nuestra patria, lejos, sintiéndonos realmente inútiles y también con una especie de culpa por no estar allí y no ser capaces de ayudar. Así que aquí fue donde comenzó la pregunta: ¿qué podemos hacer para ayudar?”, apunta a Efe una de las fundadoras, Laura Tabet.

Tras contactar a una “plétora entera” de reconocidos diseñadores de moda y de muebles, artistas, pintores y escultores dispuestos a “ayudar al Líbano a su manera”, y tras dos meses de intenso trabajo para crear una página web o recoger las piezas, nació Re-Store.

Con 173 artistas y 221 obras hasta el momento, algunas de ellas creadas especialmente para la iniciativa y dedicadas a Beirut, han recaudado ya unos 85.000 dólares (71.482 euros) y esperan llegar a los 250.000, los cuales se destinan íntegramente a las ONGs que trabajan sobre el terreno en la capital libanesa.

“Nos siguen llegando contribuciones y ahora nos van a llegar donaciones de Ai Weiwei, The Chapman Brothers, Juergen Teller o Gavin Turk”, comenta Tabet, al precisar que la tienda estará abierta hasta principios de enero, si bien no descartan volver a abrir más adelante.

Sus piezas favoritas son una fotografía de Arnaud Lajeunie, una escultura de los estadounidenses Haas Brothers y un cuadro muy “especial” pintado por su propio abuelo de 95 años, el arquitecto libanés Michel Harmouche, quien resultó herido en la explosión.

Además, Re-Store ha promovido un proyecto con la organización Creatives For Lebanon para el que han donado sus obras diseñadores y casas de moda de la talla de Jean Paul Gaultier, Christian Louboutin o Christian Dior.

UNA TEMPORADA DIFERENTE

Para Hass Idriss, las creaciones de esta temporada fueron como una “terapia de grupo” para todos ellos.

“No es algo que estaba planeado, es algo que improvisamos, lo totalmente opuesto a como suelo trabajar. Normalmente todo está dibujado hasta el último detalle y escrito y grabado en piedra y trabajamos para crear la misma visión”, desvela.

Pero esta vez todo ha sido diferente, desde sus paseos por las zonas más afectadas para recoger un trozo de madera o una chaqueta abandonada que incorporar a sus obras, hasta su convicción de que está en la “obligación” de aprovechar su visibilidad para trasladar un “mensaje” al mundo.

“No es el momento para pensar si brilla lo suficiente o si te hace ver más delgada, alta o joven; si parece caro, si sienta bien, si fluye de forma bonita, si tiene un movimiento agradable. Esta vez no va sobre eso”, sentencia el diseñador.

Acompañados de una serie de fotografías con modelos poco convencionales, los tapices que se crean en el taller dos pisos más abajo no son “rectos”, sino un tanto “crudos y agresivos” para mostrar cómo el día de la tragedia el aire fue “aspirado” de las casas para luego “explotar”.

“Era el momento de centrarse en todas las imperfecciones que nos hacen reales, humanos y vivos”, concluye.

 

Fuente:  EFE