El estudio continuo más largo de euglosinos en el trópico encontró poblaciones relativamente estables de estas abejas silvestres a lo largo de cuatro décadas

 

En el bosque tropical de Isla Barro Colorado (BCI) en Panamá, unas abejas de color azul metálico, verde, dorado y rojo persiguen las fragancias de las orquídeas en flor. Los machos de euglosinos, o abejas de las orquídeas, son abejas silvestres del Nuevo Mundo que se sienten atraídas por los fuertes aromas producidos por las flores, hongos y frutas en la naturaleza. Las poblaciones de estos polinizadores y su respuesta a los principales eventos climatológicos son el foco de estudios a largo plazo realizados por David Roubik e Yves Basset, ambos científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).

Estas abejas, facilitan la vida a los investigadores: se les puede atraer con cebos químicos, como aceite de gaulteria, aceite de canela e incluso escatol (el principal contribuyente al olor fecal), que se colocan en el bosque. No tienen aguijón y se pueden manipular e identificar fácilmente a nivel de especie. La investigación de Roubik, sobre las abejas de las orquídeas se basa en el trabajo pionero del difunto botánico de STRI Robert Dressler, un experto en orquídeas que desarrolló una clave taxonómica para la identificación de abejas que se ha utilizado desde los años sesenta.

El trabajo de Roubik en Panamá, inició en 1979, cuando se unió a STRI para abordar la necesidad de predecir el impacto de las abejas africanizadas en las abejas nativas a medida que se propagaban desde Brasil hacia América Central. Nunca se fue de Panamá y continuó dirigiendo estudios a largo plazo en el país.

Después de 40 años de monitorear e identificar 132,000 abejas de las orquídeas en dos bosques protegidos de tierras bajas en Panamá, el estudio continuo más largo de las poblaciones de abejas de su tipo, Roubik y sus colegas descubrieron que la mayoría de las especies no se vieron afectadas por eventos climáticos de gran magnitud como El Niño o La Niña. Por el contrario, la mayoría mantuvo poblaciones estables o que aumentaron con el tiempo. Sus hallazgos se publicaron recientemente en la revista Conservation Science and Practice.

“Se monitorearon más de 70 generaciones de abejas durante eventos climáticos importantes, como El Niño o La Niña, lo que permitió a nuestro estudio evaluar los cambios en la supervivencia o la reproducción durante tales condiciones”, comentó Roubik.

Las poblaciones de abejas también parecían ser más estables en los bosques maduros, quizás debido a una mayor protección contra los eventos climáticos, así como a un mejor acceso a una abundancia de árboles en flor y lianas, un recurso importante para las abejas de las orquídeas. Para los autores, estos resultados confirman que los bosques tropicales son naturalmente sabios y protegen a los polinizadores que permiten su propia supervivencia.

“En cuanto a si las abejas silvestres están aumentando, disminuyendo o manteniendo sus poblaciones, y si el cambio climático está impulsando a esas poblaciones, en una dirección particular, nuestro estudio sugiere una gran estabilidad general durante décadas”, comentó Roubik.

El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian. El Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales.

 

Fuente: Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales / STRI