Durante 5 años los activistas que defienden los derechos de los animales en Bogotá consideraron una victoria el que la plaza de toros La Santamaría mantuviera sus puertas cerradas al espectáculo para el que fue construida a inicios del siglo pasado.
No obstante, este 22 de enero esa victoria fue difuminada con el comienzo de las corridas denominadas por los organizadores como la Temporada Taurina de la Libertad y que constara de 8 faenas en las que por lo menos 45 toros de lidia serán sacrificados.
Luego de una convocatoria efectuada por redes sociales, miles de ciudadanos se reunieron durante esa jornada en los alrededores de la plaza de toros y con arengas que calificaban de asesinos a los asistentes de las corridas, se manifestaron contra el regreso de la denominada fiesta brava a la capital colombiana.
La policía del distrito capital dispuso 1,200 efectivos para contener a los manifestantes que pretendían impedir el acceso de los aficionados a la plaza de toros.
Para ello hicieron uso de gases lacrimógenos y bombas aturdidoras que por momentos lograron dispersar a una multitud que no obstante permaneció hasta entrada la noche gritando sus consignas en contra del maltrato animal.
Algunos aficionados que asistieron con ánimo a la reapertura de la plaza, cuya refacción tuvo una inversión cercana a los $3 millones obtenidos del erario de la ciudad, fueron golpeados por los manifestantes, en su mayoría jóvenes que ven las corridas como un retroceso en la dinámica cultural de la ciudad.
‘Está bien que protesten, ese es un derecho que nadie le puede quitar a la gente, pero ellos deben entender que las corridas en la Santamaría son un emblema de Bogotá y deben respetarlas’, expresó a Xinhua Pedro Rubiano, aficionado que logró evadir las agresiones de los manifestantes.
‘Además, si van a protestar deben hacerlo sin recurrir a la violencia, el regreso de las corridas obedece un fallo de la Corte Constitucional que protege los derechos de una minoría’, añadió.