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Desde aeropuertos, hasta autobuses, hoteles o fábricas, las cámaras térmicas están invadiendo los lugares de tránsito para luchar contra la propagación del coronavirus en el mundo y los fabricantes registran pedidos récord.

«Es un acontecimiento mundial que cambia la situación», explica Eran Bluestein, director comercial de la sociedad israelí Opgal, que como la mayoría de empresas que venden cámaras térmicas está desbordada por pedidos del mundo entero.

«Las primeras reservas que teníamos al inicio de la crisis se agotaron en 24 horas y el ritmo sigue constante», afirma.

En 2003, cuando estalló la epidemia de Sars, el aeropuerto de Singapur fue el primero en el mundo en equiparse con cámaras térmicas para rastrear a las personas con fiebre, subraya la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estos dispositivos mejoraron después, impulsados en algunas regiones por crisis como la de la epidemia de la fiebre hemorrágica Ébola en África subsahariana entre 2014 y 2016 y luego en 2018, en República Democrática del Congo.

Desde 2003, el precio de las cámaras «bajó mucho», subraya Eran Bluestein.

Aunque «los sistemas profesionales valen más, cuando los aeropuertos requieren otros equipos», y menciona precios que van de entre 1.500 a 15.000 euros.

Las mediciones realizadas por ese tipo de cámaras son extremadamente precisas.

AFP


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