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Una neblina gris cubre desde hace semanas el cielo de Asunción, y no por razones meteorológicas, sino como consecuencia de los incendios, en su mayoría provocados, que avanzan en las riberas del río Paraguay ante la inacción de las autoridades.

El olor a humo impregna la capital paraguaya y basta con salir a la calle o abrir las ventanas para respirar tras las mascarillas el aire contaminado y que comience la tos, el picor de garganta y el lagrimeo.

El humo en el cielo día y noche han hecho visible la contaminación del aire y la persistencia de los incendios en los últimos días, aunque estos se vienen repitiendo desde marzo, como dijo a Efe el jefe del Departamento de Prevención Contra Incendios (PCI) de la Municipalidad de Asunción, Alejandro Buzó.

«Sobrepasamos un total de 80 incendios desde el mes de marzo (…), con la gravedad de que los de mayor magnitud se han dado en zonas protegidas, en áreas de reserva ubicadas, en uno de los casos, en la Bahía de Asunción», comentó Buzó en una conversación telefónica.

A la espera de cerrar el recuento de hectáreas quemadas, el jefe del Departamento de PCI destacó la desaparición a causa del fuego de entre 60 y 90 hectáreas del total de 300 que forman el Banco San Miguel, un área protegida en la ribera del río Paraguay.

Al principio, la sequía del río Paraguay y el clima seco parecían las principales causas dlos incendios, pero las investigaciones posteriores apuntaron a la mano humana como responsable.

El jefe del Departamento de Prevención Contra Incendios (PCI) de la Municipalidad señaló que «las comunidades asentadas de manera irregular» en estas zonas, algunas áreas protegidas, están detrás de los incendios y utilizan la quema «para una ocupación posterior» de estas tierras.

También recurren al fuego como una reacción ante la prohibición de entrada de vehículos para arrojar residuos al río, como respuesta a las denuncias de estos comportamientos ante la Fiscalía o a la espera de recibir algún tipo de indemnización por parte del Ejecutivo, que planea la construcción de viviendas en esas zonas.

«Creemos que esto también colabora para que se estén provocando los incendios buscando asentarse para que en un futuro cercano, en un mediano plazo, el Gobierno central termine dando algún tipo de resarcimiento por tener que sacarlos de ese lugar», precisó.

Por su parte, el director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay recordó que más del 75 % de las quemas que sufrió Sudamérica el año pasado «serían intencionales», un porcentaje que en el caso de Paraguay «podría ser superior, vinculado a la actividad humana, con la quema de residuos y pasturas».

Fuente:  EFE

 


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