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El Castillo de Chapultepec, sede del Museo Nacional de Historia de México, acoge esta temporada una las tradiciones mexicanas navideñas más coloridas con una mezcla de cantos y música a cargo del Ballet Folclórico de Amalia Hernández.

Las habituales luces del Castillo de Chapultepec se apagan justo antes de dar inicio a este espectáculo que se denomina ‘Navidades en México’, que pretende ser una muestra de las fiestas populares de la época en el país.

‘Las danzas de Amalia son un referente de la cultura nacional al convertir bailes populares en un bello arte en el que contrastan la diversidad y magia de las tradiciones mexicanas’, aseguró a Efe el director del ballet, Salvador López.

Este espectáculo, que empezó el pasado día 15 y presentará un total de 13 funciones hasta el 7 de enero, transcurre en los jardines, las terrazas, los pasillos y la explanada de este castillo que fue residencia del Segundo Imperio mexicano encabezado por Maximiliano de 1864 a 1867.

Actualmente, el Castillo alberga el Museo Nacional de Historia y se ha destacado como un icónico centro cultural que ofrece desde conciertos a representaciones teatrales.

‘(Navidades en México) es un rescate de nuestra riqueza cultural del siglo XVIII con villancicos y vestuarios, posadas y danzas de la época con una diversidad maravillosa y música en vivo’, explicó a Efe el director del ballet.

Con más de 100 artistas, entre músicos y bailarines, que ‘zapatean’ (taconean) en escena, el ballet ofrece un ‘interesante montaje artístico’ con danzas indígenas, mestizas y de diversas regiones del país al ritmo de marimbas, arpas y mariachi.

El espectáculo está dividido en 3 partes que conjugan las tradiciones indígenas con la cultura española, la primera aborda los temas de la Anunciación a la Virgen María y el nacimiento (Belén), todo enmarcado por villancicos a cargo del grupo coral del grupo.

Los Reyes Magos protagonizan la segunda parte con danzas tradicionales como regalo por el nacimiento del niño Dios, con temas como ‘La Culebra’, del central estado mexicano de Tlaxcala, y ‘La danza de diablos’, originaria de Ometepec, en el sureño estado de Guerrero.

Cierra el espectáculo una posada, una celebración incrustada en la cultura mexicana desde el siglo XVI, con su respectiva piñata y las letanías al ritmo de danzas como ‘El Jarabe Tapatio’ y el ‘Son de la Negra’, típicas del occidental estado de Jalisco.

 


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