El uso irracional del plástico en el mundo está acabando con la vida marina en los océanos y demás especies de la tierra. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un millón de aves y más de 100 mil especies mueren cada año por el plástico y se prevé que, en unos 30 años, habrá más plástico que peces en el mar.
“Este material, al estar compuesto por derivados de petróleo y otros químicos (carbón, gas natural y el petróleo mediante un proceso de polimerización), demora hasta miles de años en desaparecer del planeta y mientras lo hace, va ocasionando un desastre ecológico sin precedentes. El plástico no sólo mata la vida marina, igualmente llega a nuestras mesas: los microplásticos terminan en los mariscos y pescados que comemos”, afirma la ONU.
Es tal el impacto ambiental, que en muchas partes del mundo hay quienes están tomando medidas para revertirlo. Uno de ellos es el biólogo indonesio Kevin Kumala, quien presentó uno de sus más grandes aportes al medio ambiente. Diseñó unas bolsas hechas de almidón de yuca, cien por ciento biodegradables y que al contacto con el agua se disuelven y se convierten en alimento para peces.
Kumala replicó el proceso que se utiliza para fabricar bolsas de petróleo, incluso utilizó las mismas herramientas: una máquina de moldeo por soplado, una máquina de corte y una máquina de sellado. Así fue como nació la empresa Avani Eco: I am Not Plastic (no soy plástico) misma que fabrica otros productos biodegradables como envases desechables para comida hechos de caña de azúcar y “carrizos” para beber hechos a base de almidón de maíz que se biodegradan relativamente rápido y no dejan residuos tóxicos.