Las extensas playas de la costa de Oregón son generosas en parajes salvajes que conservan su estado natural perfilado por el clima y el viento; sin embargo, no están exentas del plástico, el mismo que una escultora decidió transformar en obras para alertar sobre la contaminación global del mar. «Lo más perturbador que encuentro en el mar y en la playa son botellas de detergente y botellas de lejía con marcas de mordidas gigantes. Son pruebas claras de que los peces y animales marinos están ingiriendo productos tóxicos», dijo a Efe la artista Angela Haseltine Pozzi.
La también profesora, nacida en Portland (Oregón), es la fundadora y directora artística de la organización Washed Ashore, que educa para combatir la contaminación de los océanos y, en esa misión, realiza exhibiciones itinerantes con esculturas de criaturas marinas hechas de botellas y todo tipo de artilugios de plástico.
«Nuestra idea es generar cambios positivos en los hábitos de los consumidores, ya que somos conscientes de la necesidad del uso del plástico para algunos productos críticos cómo los equipos médicos, pero un cambio en las actitudes puede generar un impacto muy positivo en la contaminación», destacó la artista.
EFE