Desde hace más de doscientos años en Europa se realiza el cultivo de hongos comestibles con el champiñón (Agaricus sp), y en Asia con el de shiitake (Lentinulasp). En Panamá, un emprendedor, apoyado en la tecnología, busca los fondos necesarios para igualmente cultivar hongos comestibles y medicinales. La revolución tecnológica ha traído consigo beneficios en todas las áreas donde es aplicada, los servicios, el comercio, la medicina, la educación y la industria. La agricultura no escapa del impacto de la transformación digital.
En este orden, Internet abrió la posibilidad a nuevas alternativas como el crowdfunding (micromecenazgo), una red de financiación colectiva y de la que hoy se vale el emprendedor Carlos Juan Vargas para obtener apoyo económico y desarrollar una técnica de cultivo de hongos comestibles usando descartes vegetales. El proyecto se realiza en conjunto con el Centro de Investigación en Recursos Naturales (CIRN), de la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi). ‘Nuestro negocio, ‘Planta feliz’, es una empresa dedicada a reciclar descartes vegetales para producir insumos para jardinería y agricultura. Queremos ampliar la cantidad de productos que ofrecemos a hongos comestibles y medicinales’, apunta Vargas.