Ante el creciente número de incidentes con tiburones, una empresa de Carolina del Sur (EE.UU.) ha puesto en el mercado un brazalete que impide al despreocupado bañista o surfista ser mordido por uno de estos animales.
En los últimos años, los ataques de tiburones a personas se han multiplicado y de hecho 2015, con 98 de estos sucesos, seis de ellos mortales, se lleva el cetro de ser el año con el «mayor número de ataques no provocados de tiburones» desde que se tienen registros, según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF, en inglés).
Hace unos años, una víctima de esos encuentros desafortunados fue un amigo de secundaria de Nathan Garrison, quien junto a su padre, David Garrison, comenzaron a idear desde entonces un aparato que pudiera proteger a los bañistas de posibles ataques, encontrando estudios científicos sobre los efectos disuasorios que ofrecen para ese fin las ondas electromagnéticas.
«El ser humano ni lo siente, pero para el tiburón es muy poco placentero y son repelidos», indica a Efe David Garrison, cofundador de Sharkbanz, la compañía que ha desarrollado, con apoyo de biólogos marinos, unos brazaletes cada vez más comunes en playas de California o Florida y que emiten un campo electromagnético en el agua.
Lanzado al mercado en 2015, en los últimos dos años se han vendido más de 45.000 unidades, principalmente en Estados Unidos y Australia, aunque el año pasado abrieron mercados en Brasil, Japón y algunos países de Europa.
Según explica a Efe el director de Desarrollo de Producto de la compañía, Davis Mersereau, en última instancia las pulseras son un «aparato de seguridad» que con base en un «fuerte imán permanente» disuade la «curiosidad del tiburón» con unas ondas más fuertes de lo que han oído en su vida.
«No te va a herir, ni tampoco al tiburón ni a otros animales alrededor», añade Mersereau, quien destaca que el producto está pensando en personas que pasan mucho tiempo en el agua, como surfistas y buceadores, así como bañistas ocasionales.