Contribuir a la preservación de las abejas mediante el uso de popotes (pitillos, pajillas) de plástico para fabricar panales artificiales es el objetivo de un proyecto piloto que se desarrolla en México, con la perspectiva de que sea replicado en cualquier parte del mundo.
Vivir en un mundo en el que no haya café, manzanas, tomates u otros productos agrícolas pareciera inconcebible, pero la drástica merma en la población de polinizadores como las abejas pone en riesgo al propio ser humano. Un tercio de la alimentación humana depende de la polinización por insectos, en la que se destaca la abeja de la miel o abeja melífera, que es responsable de polinizar a 71 de las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos del mundo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las abejas han sufrido una grave crisis durante los últimos años, y se calcula que cerca de 30 % de las colonias de abejas en todo el mundo están desapareciendo cada año por enfermedades, plaguicidas y afectación de los ecosistemas.
El proyecto consiste en el desarrollo de un prototipo de colmena utilizando popotes de plástico nuevos o usados para crear panales artificiales, de tal forma que las abejas trabajarán menos en construir sus celdas y dedicarán más energía a la reproducción y el aumento de sus colonias.
EFE