Ante la destrucción que están sufriendo los manglares de Panamá por las actividades de los seres humanos y la importancia que éstos representan para el medio ambiente, el Centro de Incidencia Ambiental (CIAM) convocó a un grupo de activistas y expertos nacionales y extranjeros para analizar la situación actual de estos recursos, los posibles impactos que podrían causar la falta de ellos y lo que se puede hacer para mitigar sus efectos.
Esto se dio a conocer durante el seminario taller: ‘Humedales de Panamá: su importancia, la valoración económica de sus servicios para el desarrollo comunitario y su gobernanza’, organizado por el CIAM y la red Panamanglar. El evento contó con la participación de la socióloga Lourdes Lozana, los abogados del CIAM Luisa Araúz y Antonio Chang, los biólogos Yehudi Rodríguez, Marian Trejos y el mexicano José Luis Andrade; así como también del geógrafo Gustavo Cárdenas, la directora de la Escuela Básica General del Espavé de Chame y promotora del proyecto ‘Guardianes de los Manglares de Chame’, Carmen Aparicio, y de la dirigente ambiental Reyna Rodríguez como expositores.
En su disertación, el doctor Andrade destacó que los problemas que se están dando actualmente en estos ecosistemas se deben a la explotación de los recursos que proporcionan y es un hecho que no solo se le puede atribuir a una sola persona, sino que es responsabilidad de todos (sociedad en general).
Añade que, según el estudio de Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (2001), en los últimos 50 años, el hombre ha transformado los manglares más rápido y extensivamente que en ningún otro período de tiempo comparable de la historia humana, en gran parte por resolver rápidamente las demandas crecientes de alimento, agua dulce, madera, fibra y combustible. Esto ha generado una pérdida considerable y en gran medida irreversible de la diversidad de la vida sobre la Tierra. ‘Realmente la situación de los ecosistemas naturales, de los manglares, es muy grave. Todos están bajo presiones humanas. Necesitamos comer y nos gusta bien. No podemos decir que no es culpa de nosotros porque lo es’, afirmó el biólogo mexicano.