Miles de manuscritos antiguos que han sobrevivido siglos enteros en Chinguetti, en el corazón del desierto mauritano, van a ser digitalizados y así salvados, gracias a un proyecto financiado por la Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo (AECID).
El proyecto, que tiene un presupuesto de 80 mil euros y terminará en abril de 2018, se propone salvar alrededor de 5 mil manuscritos del desgaste del viento, el sol y la humedad de Chinguetti, una de las cuatro ciudades caravaneras de Mauritania inscritas en el Patrimonio Mundial de la UNESCO y que hoy es solo sombra de lo que fue.
Fundada en el año 776 d.C., Chinguetti se encuentra en medio de una zona de enormes dunas de arena en movimiento lento pero constante, que amenazan con tragarse esta ciudad histórica situada a 516 kilómetros al este de Nuakchot.
La ciudad ha sido nombrada en el pasado como «la Meca mauritana», «la séptima ciudad santa del islam» o «la ciudad de las bibliotecas», y de su glorioso pasado conserva su emblemática mezquita de piedra, todavía en funcionamiento, mientras que la arena ha invadido la mayor parte de la ciudad antigua, prácticamente abandonada.
El proyecto de preservación de los miles de manuscritos de la ciudad de los sabios será gestionado conjuntamente por el Ayuntamiento de Chinguetti, la Asociación de Bibliotecas Familiares, la Fundación mauritana de preservación de las ciudades antiguas y el Instituto mauritano de investigaciones y formación de patrimonio.
El proyecto consiste en digitalizar el máximo número de los 5 mil manuscritos censados y repartidos en 16 bibliotecas de Chinguetti, según explicó la responsable española.
La usura del tiempo, la venta incontrolada a cazadores de tesoros bibliográficos o el mero abandono han hecho desaparecer una cantidad incalculable de documentos antiguos, pero son cerca de 5 mil los que han quedado celosamente guardados en bibliotecas familiares que siempre han sido conscientes del valor de lo que poseían.
Algunos manuscritos datan del siglo IX y están escritos sobre hojas hechas con piel de gacela, encuadernadas luego con piel de cabra (los dos animales más abundantes en la región).
Los documentos tratan de cuestiones tan diversas como el Corán, la astronomía, la literatura, la poesía o la medicina, aunque lo que más abunda son los libros religiosos.