La biblioteca del convento de Santo Domingo, la más valiosa de Ecuador, parece por estos días una unidad de terapia intensiva. Restauradores en bata blanca intentan alargar la vida a miles de libros, algunos con más de 500 años, que resultaron afectados indirectamente por un terremoto.
Los 33.500 ejemplares quedaron expuestos a la tierra y escombros que cayeron durante la restauración del techo del convento, luego de que un terremoto en 2016 estropeara el monasterio que guarda este tesoro literario.
Ramiro Endara, director de la Fundación Conservartecuador, que lidera el proyecto, toma con delicadeza una de las «joyas»: un libro con una inscripción que dice que perteneció a Fray Pedro Bedón, artista de la afamada escuela quiteña de arte colonial. Ese libro es uno de los 26 incunables -publicaciones que datan de 1450 y 1500, en el albor de la imprenta moderna- que custodian los padres dominicos en su centenario convento. Una vez termine el proceso irá a una caja fuerte.
AFP