La elegante mujer entró nerviosa en el Museo de América, en Madrid, para reunirse con los expertos. Portaba una bolsa en cuyo interior guardaba una supuesta máscara de piedra prehispánica. Quería contrastar que no se trababa de una falsificación. Los especialistas examinaron aquel objeto con máximo cuidado. Pasó todas las pruebas técnicas de laboratorio y contraste a la perfección, incluida la llamada de “doble taladro” y que solo los más avezados conocen. Quizás todo era demasiado perfecto. Algo no cuadraba. Reclamaron a la mujer que les mostrase el certificado de autenticidad. Perfecto. Demasiado otra vez. Hasta que uno de los técnicos hizo una última comprobación. Una etiqueta antigua, adherida en el dorso de la pieza, señalaba el sitio y fecha en que había sido extraída, pero al escribirla los falsificadores habían cometido un error: estaba fechada varios años antes que se descubriese el yacimiento. La mujer comenzó a llorar amargamente. Había pagado 50.000 euros por una falsificación inmejorable. Su caso es similar al de otros tantos estafados. Los expertos españoles del Museo de América, de la Policía y de EE. UU. consideran que más del 90% del arte precolombino que se vende en el mercado nacional e internacional es fraudulento.
A casi cien kilómetros del Museo de América se levanta el museo más vigilado de España. Se encuentra en el interior de Academia de Policía Nacional, en Ávila. Allí, cientos de objetos precolombinos –además de pinturas y obras de arte contemporáneas en distintos formatos- se acumulan en diversas estanterías y proceden de incautaciones judiciales. Todo es falso. O no. Nadie lo sabe con total seguridad. “Para nosotros, todas las piezas que se exponen en Ávila no son auténticas”, manifiestan fuentes especializadas de la Policía. “Aunque nunca se sabe. Es muy difícil certificarlo al cien por cien”, admiten.
El País