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Guadalajara en un llano, México en una laguna», dice la famosa tonadilla. Y así podría volver a ser, pues algunos barrios de la Ciudad de México se están desmoronando. Varias zonas de la capital se hunden entre 10 y 20 cm anualmente debido a su construcción en un terreno sobre el que hace años se extendía el lago de Texcoco, un proceso de enterramiento que se está acelerando por las fuertes sequías que provoca el cambio climático.

La megalópolis de 23 millones de personas -la más grande de toda América- se asienta sobre una tierra blanda y arcillosa en la que sus acuíferos están cada vez más secos, lo que desestabiliza un subsuelo que poco a poco succiona calles, tuberías, edificios y monumentos. «La Ciudad de México se levantó donde había un lago que fue drenado y lo que ocurre con construcciones que están sobre estructuras movedizas es que cuando hay poca lluvia el suelo se reblandece», explica el físico Alfredo Sandoval Villalbazo, profesor de la Universidad Iberoamericana.

Y, en ese aspecto, el cambio climático es uno de los factores fundamentales que están secando los acuíferos -aguas subterráneas- de la capital. Varios científicos consultados aseguran a ABC que el nivel de precipitación promedio al año en la Ciudad de México es menor que hace unas décadas. Pero, además, el régimen de sequías y lluvias se encuentra alterado.

Pero para frenar el hundimiento de partes de la ciudad, hay que poner fin a la sequía de los acuíferos. Y para ello, además de iniciar medidas para reducir la polución, es necesario cambiar los sistemas de construcción para que la lluvia pueda ser absorbida por las porosas piedras volcánicas que forman parte del suelo de la ciudad. «Cuando llueve, el suelo se encharca, pero todo ese volumen de agua no está captado por los acuíferos debido a la manta de asfalto y de cemento que se extiende en la ciudad», explica Meza.

El consultor opina que se deberían reconstruir las zonas ya hundidas con elementos que permitan la absorción del agua, como el uso de cementos ecológicos. Por su parte, Johanna Delgado, consultora ambiental en la empresa SCH cree que debe de pararse la construcción en las zonas hidrológicas de recarga de agua, donde actualmente se están llevando a cabo varios desarrollos. «Anualmente perdemos el 40% del suministro de agua por fracturas en las tuberías debido a los hundimientos», estima la experta.

 

 


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