Panamá ha perdido 352 mil hectáreas de bosques en los últimos 18 años. La deforestación de especies protegidas es un delito ambiental que se comete con frecuencia en el territorio nacional. La extracción de emblemáticas especies en su hábitat natural, como el cocobolo, en la provincia de Darién, no solo atenta contra la diversidad de los bosques sino que también es una infracción a las normas penales.
Desafortunadamente, las penas por estas acciones son relativamente bajas y sustituidas por medidas distintas a la detención en un centro penitenciario, lo que crea la percepción en la ciudadanía de que los delitos ambientales no reciben castigos, explicó Alberto Mejía, jefe de la División de Delitos contra el Ambiente de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), quien conversó sobre una nueva estructura para fortalecer la persecución de los delitos contra el ambiente.
Mejía dijo que se ha creado una nueva oficina que operará en conjunto con la Policía Nacional (PN), el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) y el Ministerio Público (MP) para perseguir de manera más efectiva este tipo de delitos.