Las ballenas podrían compararse con grandes extensiones de bosques que acumulan importantes cantidades de dióxido de carbono (C02), que permiten disminuir los impactos del calentamiento.
Un estudio publicado del Fondo Monetario Internacional (FMI) establece que los grandes cetáceos pueden vivir dos centenares de años acumulando dióxido de carbono en su cuerpo. Una ballena puede capturar 33 toneladas de carbono y cuando muere y se hunde en el oceáno se lleva consigo el C02. “Cuando se trata de salvar el planeta, una ballena equivale a mil árboles”, señala el documento de un grupo de economistas liderado por Ralph Chami, director adjunto del Instituto de Desarrollo de Capacidades del FMI.
“El potencial de captura de carbono de las ballenas es realmente sorprendente”, dicen los autores del informe. Y, la conservación de las especies, consideradas las criaturas más grandes e inteligentes del océano, tendría importantes beneficios económicos. “Nuestras estimaciones conservadoras ponen el valor de una gran ballena promedio, en función de sus diversas actividades, en más de $ 2 millones, y de la actual población de grandes ballenas en más de $ 1 billón”, explican los autores del estudio.