Pasear por una ciudad como Lisboa siempre es un placer, más aún si es de la mano de los textos del escritor suizo Robert Walser, que invitan a reflexionar sobre la realidad y la ficción y recuperan actualidad en tiempos de pandemia.
Una decena de personas siguen en silencio a Robert Walser -encarnado por el actor y escritor argentino Esteban Feune de Colombi- por las estrechas y empinadas calles del barrio lisboeta de San Vicente de Fora.
El paseo de Walser/Feune siempre es distinto. Realidad y ficción se confunden y la ciudad y sus vecinos se convierten en actores involuntarios de una performance dirigida por el escritor catalán Marc Caellas.
Con un desgastado traje azul, sombrero y paraguas en mano, los lisboetas encuentran en el lento caminar de Feune a un Fernando Pessoa que no habla ya sobre el desasosiego, sino sobre el amor, la naturaleza y las historias cotidianas. Y no en portugués sino en un castellano con marcado acento argentino.
En un parque, Walser/Feune se rinde ante la belleza de una mujer madura; frente a un cajero automático lanza una perorata al imaginario subdirector de un banco ante la mirada atónita de un niño y su padre presto a sacar dinero; más allá, la voz de una cantante de ópera rompe la monotonía de un barrio de calles desiertas….
Basada en “El paseo” de Robert Walser (1878-1956) esta obra de “teatro de a pie” es una creación de Feune y Caellas que surgió tras una caminata por el barrio porteño de San Telmo, en 2011.
Sólo hay un principio y un final marcados. El resto, cambia en cada ciudad.
La obra “genera muchas cosas con los espectadores. Algo tan simple como pasear, siguiendo la mirada de Robert Walser”, explica Caellas en una entrevista con Efe.
“Es buscar la poesía en lo cotidiano. Emmarcar la ciudad con mini-escenas poéticas, entendiendo la ciudad como un gran teatro en el que se confunden actor y espectador”, continúa.
La mecánica de la preparación de esta “obra portátil”, como la define Caellas, se repite. Director y actor suelen llegar a las ciudades con un par de días de antelación para buscar sus escenarios. El objetivo es localizar espacios que “no sea tan obvios” para el público.
“El paseo” ha recorrido la mayoría de las capitales latinoamericanas, ciudades “muy intensas”, continúa Caellas, donde la obra ha tenido muchas vidas. Desde México, donde -recuerda- les sorprendió un terremoto en plena caminata y “lo incorporamos”- hasta Bogotá -donde presenciaron un accidente-.
En Lisboa, la experiencia es mucho más tranquila, con silencios difíciles de imaginar en otras grandes ciudades, se sorprende.
Ahora, lejos de quedar relegada por la pandemia, la obra “tiene más sentido que nunca”, sostiene Caellas. “Es muy covid, es por la calle, la gente puede ir con distancia”.
No obstante, “El paseo” ha cambiado con la enfermedad. El público que sigue al Walser de ficción no debe superar la decena y la obra transcurre íntegramente en espacios abiertos. “Solíamos entrar en algunas tiendas raras, en talleres de artistas, librerías”. Ahora todo ocurre en la calle.
En los próximos días, esta performance volverá a Barcelona y en breve estará en el Festival Iberoamericano de Cádiz, adelanta el director catalán.
El paseo no puede parar: “Sin pasear estaría muerto, y mi profesión, a la que amo apasionadamente, estaría aniquilada”, escribió Walser.
Cae la tarde en Lisboa y el Walser de ficción termina un paseo de hora y media. Entra en un viejo palacete. En su interior, los restos de magníficos salones destartalados dan paso a un inmenso jardín abandonado que mira al río Tajo. Walser/Feune/ Pessoa desaparece entre la maleza.
Fuente: EFE