La Dirección Regional del Ministerio de Ambiente de Herrera, plantó más de 300 árboles del género Algarrobillo, en el Parque Nacional Sarigua, una variedad propia del ecosistema de albina con el fin de mantener la recuperación autóctona del área, en el marco de la celebración del Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía.
Alejandro Quintero, director regional, aseguró que el 80% del territorio que ocupa Sarigua, equivocadamente llamado desierto, ha sido deforestado y con esta iniciativa se pretende frenar y revertir los procesos de degradación ecológica y ambiental existentes en la zona mediante un de plan de restauración ambiental que se integra a estrategias de sostenibilidad como las obras de conservación de suelo en el lugar.
“Además del plan de reforestación que tenemos ideado para Sarigua, ya anteriormente, a través del Departamento de Conservación de Suelo, desarrollamos importantes obras de conservación a base de terrazas; con el propósito de recuperar la calidad del nitrato y brindarle mayor productividad como preámbulo a estas jornadas reverdecimiento del sitio, agrego el titular Regional.
Añadió que con esta iniciativa se busca mejorar la calidad de sus suelos, en su mayoría franco arcilloso y franco arenoso, se están enriqueciendo con la diseminación de semillas de forma natural, o que garantizaría la preservación de su flora y fauna.
El Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía se celebra cada 17 de junio con el objetivo de recordar que se puede neutralizar la degradación de las tierras mediante la búsqueda de soluciones, con una firme participación de la comunidad y cooperación a todos los niveles.
Es importante recalcar que en los últimos años esta área protegida ha experimentado un proceso de regeneración natural, disminuyendo la erosión eólica e hídrica del lugar, en la que igualmente se pueden apreciar otras especies como el algodón, agallo,y la leucaena, en gran parte de su territorio
De igual manera, con esta reforestación se logrará contrarrestar la erosión eólica en la época seca, así como la del agua de lluvia, que al no existir una capa vegetal iba arrastrando los suelos.
Fuente: MiAmbiente