Los trabajos arqueológicos en uno de los canales de drenaje de la Ciudad de David, cerca del Monte del Templo, en Jerusalén, han sacado a la luz un peculiar sello del dios griego Apolo de hace 2.000 años.

La pieza está tallada en jaspe marrón oscuro, que estaba considerada una piedra preciosa en la antigüedad, y tiene restos de capas de color amarillo claro, marrón y blanco. El sello estaba incrustado en un anillo y ha sido fechado en el siglo I d.C. Se corresponde al período del Segundo Templo, entre la construcción del santuario en Jerusalén que reemplazó al Primero, 515 a. C., y su destrucción por los romanos en el 70 d. C.

El pequeño sello, de 13 mm de largo, 11 mm de ancho y 3 mm de grosor, presenta un grabado de la cabeza de Apolo de perfil izquierdo, con un cabello largo, una nariz grande, labios gruesos y un mentón pequeño y prominente.

El hallazgo dejó un tanto perplejos a los investigadores en un primer momento. «Es raro encontrar restos con la imagen del dios Apolo en sitios identificados con la población judía. Hasta el día de hoy, se han encontrado dos de esos sellos en Masada, otra en Jerusalén dentro de un osario de en una tumba judía en el Monte Scopus, y éste, que fue descubierto muy cerca del Monte del Templo», ha afirmado en un comunicado Eli Shukron, al frente de la excavación.

«Cuando lo encontramos, nos preguntamos “¿qué está haciendo Apolo en Jerusalén?” ¿Y por qué un judío llevaría un anillo con el retrato de un dios foráneo? La respuesta a esto, en nuestra opinión, radica en el hecho de que el dueño lo usó no como un acto ritual que expresa creencia religiosa, sino como un medio para aprovechar el impacto que representa la figura de Apolo: luz, pureza, salud,

«Al final del período del Segundo Templo, el dios del sol Apolo era una de las deidades más populares y veneradas en las regiones del Mediterráneo Oriental. Apolo era un dios de múltiples funciones, significados y epítetos. Entre las esferas de responsabilidad de Apolo, es probable que la asociación con el sol y la luz (así como con la lógica, la razón, la profecía y la curación) fascinara a algunos judíos, dado que el elemento de luz versus oscuridad estaba presente de manera prominente en la cosmovisión judía en esos días», ha aclarado el investigador Shua Amorai-Stark.

Fuente:  ABC Cultura