El descubrimiento de un árbol fósil en Panamá ofrece pistas sobre el establecimiento del género Anacardium en América Central y del Sur
En los últimos años, una plaga ha diezmado a los marañones (Anacardium occidentale) en todo Panamá. Durante los meses de verano, esta especie, fue vista floreciendo y dando frutos a lo largo de la carretera Interamericana; a los costados de la carretera, la venta de semillas de marañón tostados. Resulta que, este amado árbol, también conocido como: cayú, nuez de la India, merey, cajú, castaña de cajú, cajuil, caguil, pepa o merey, tiene un pariente muy antiguo, que fue descubierto recientemente por la paleobotánica panameña, Oris Rodríguez Reyes, investigadora asociada del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI).
Durante exploraciones en el pueblo de Los Boquerones, en la provincia de Veraguas en Panamá Central, Rodríguez Reyes, se encontró con un gran tronco fósil: posiblemente uno de los más grandes encontrados en Panamá hasta la fecha. Y este tronco antiguo, se parecía mucho al género moderno de marañones Anacardium. Rodríguez Reyes, nombró a esta nueva especie fósil Anacardium gassonii sp. Nov., y lo describió en la revista PLoS ONE.
Aunque los árboles de marañón solamente se encuentran hoy en los trópicos de América Central y del Sur, alguna vez existieron en el otro lado del mundo. Puede parecer poco probable, pero los restos fósiles de marañón más antiguos encontrados hasta la fecha, se descubrieron en Alemania. ¿Un árbol tropical en lo que hoy se considera una región templada? ¿Y cómo viajó desde el otro lado del mundo a Panamá?
Resulta que el clima de la Tierra, no siempre ha sido el mismo y, hace más de 30 millones de años, existía una región tropical a lo largo de la latitud del sur de Europa. Los antepasados de muchas especies tropicales modernas, como los marañones, pueden haber llegado a las Américas vagando por ese cálido cinturón del norte desde Eurasia hasta América del Norte. Los fósiles encontrados en el área de Los Boquerones, donde se descubrió el A. gassonii sp. Nov., pertenecen a la transición Oligoceno-Mioceno: hace alrededor de 23 millones de años, lo que respalda esta hipótesis.
“El género de marañones Anacardium, tiene un escaso registro fósil”, comentó Rodríguez Reyes. “Sin embargo, ofrece un excelente ejemplo de migración de especies tropicales de Eurasia a América del Norte durante un período más cálido en el clima de la Tierra hace más de 30 millones de años”.
Además de agregar una pieza clave al rompecabezas sobre el establecimiento de especies de marañones en América Central y América del Sur, el descubrimiento de A. gassonii sp. Nov., apoya la hipótesis de que la migración de esta y otras especies durante el Oligoceno-Mioceno, ayudó a unir las selvas tropicales biodiversas que existían en la región en ese momento. También sugiere que el género Anacardium, cruzó de América Central a América del Sur antes del cierre final del Istmo hace 3 millones de años. Al llegar a América del Sur, el género se diversificó.
“Descubrir nuevos fósiles contribuirá a comprender mejor cómo y por qué la diversidad es como es hoy”, comentó Teresa Terrazas, botánica de la Universidad Nacional Autónoma de México y coautora del estudio. “Este es un ejemplo para que los jóvenes estudiantes, se conviertan en paleobotánicos”.
El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian. El Instituto, promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales.
Fuente: Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales / STRI