La insuficiencia venosa crónica (IVC), es una condición en la que las venas de las piernas no funcionan adecuadamente, dificultando el retorno de la sangre al corazón, señaló el Doctor Luis Camaño, de la Policlínica “Presidente Remón”, de la Caja de Seguro Social.
Camaño, agregó que, esto ocurre cuando las válvulas dentro de las venas, que normalmente evitan que la sangre fluya hacia atrás, se debilitan o dañan; como resultado, la sangre se acumula en las piernas, causando varios síntomas molestos y complicaciones.
Entre los síntomas más frecuentes del paciente con IVC se encuentran:
- Pesadez y cansancio en las piernas, especialmente al final del día.
- Dolor y calambres, que pueden empeorar con la actividad física.
- Hinchazón, especialmente en los tobillos y pies.
- Venas varicosas, venas dilatadas y retorcidas que son visibles bajo la piel.
- Cambios en la piel: sequedad, picazón y, en casos graves, úlceras.
Esta afección puede llegar a complicaciones más serias, dijo el doctor Camaño, entre las que mencionó:
- Úlceras venosas: son heridas abiertas que suelen aparecer cerca del tobillo y pueden ser difíciles de curar.
- Trombosis venosa: superficial o profunda.
- Linfedema: hinchazón causada por el daño al sistema linfático, que puede ser dolorosa y propensa a infecciones.
- Cambios cutáneos permanentes, decoloración y endurecimiento de la piel: que pueden causar incomodidad y problemas estéticos.
Para manejar la IVC y prevenir complicaciones el paciente debe:
- Elevar las piernas, ayuda a mejorar el flujo sanguíneo.
- Usar medias de compresión, para reducir la hinchazón y mejorar la circulación.
- Hacer ejercicios regularmente: ayuda a la circulación.
- Acudir al médico para que se utilicen las opciones de tratamientos o procedimientos, si es necesario.
Fuente: CSS