Siete meses después de que la pandemia obligase a bajar los telones, el arte regresa poco a poco a los teatros de Sudáfrica, gran foco de la COVID-19 en África. En Johannesburgo, ahora le llega el turno a “Cantiamo”, la primera opción de oír ópera en vivo en el continente desde el gran “parón”.
Con una producción modesta y ajustada a los tiempos del coronavirus, el elenco se subió anoche por primera vez al escenario del Teatro Mandela (centro de Johannesburgo) para ofrecer al público un espectáculo que celebra el género operístico con extractos de obras maestras de todos los tiempos y de composiciones africanas que prueban el empuje musical del continente.
Las representaciones -a cargo de los reputados intérpretes sudafricanos Kimmy Skota, Nonhlanhla Yende-Mtirara, Thesele Kemane y Phenye Modiane- continuarán durante este fin de semana con las puertas del teatro virtualmente abiertas más allá de Sudáfrica, gracias a retransmisiones en directo a través de internet.
“Es realmente fantástico poder volver a estar en el escenario”, explicó a Efe Marcus Desando, el director artístico de “Cantiamo”, durante un pequeño descanso entre los últimos ensayos.
Resulta también gratificante “volver a trabajar y contribuir de alguna manera a nuestros medios de ganarnos la vida, para nosotros y para los artistas; pero también dar a las audiencias una especie de sentimiento maravilloso de estar de nuevo vivos”, incidió Desando.
“Creo -agregó- que el confinamiento casi nos hizo sentir que dejamos de vivir por un tiempo”.
Los artistas y el equipo, de hecho, no se habían reunido en persona hasta este lunes, aunque venían trabajando en el montaje desde agosto, casi en paralelo a la progresiva salida de Sudáfrica del ránking mundial de las naciones más atacadas por el coronavirus.
Hasta esta vuelta a los escenarios, 2020 había sido una cuesta arriba de incertidumbre para los artistas sudafricanos, al igual que para muchos profesionales de la industria cultural del mundo.
Mientras el arte se convertía en bálsamo para millones de personas confinadas, sus creadores perdían su modo de supervivencia.
“Ha sido increíblemente malo para nosotros, yo tuve a muchos artistas llamándome para pedir dinero para comida”, lamentó el director.
“Creo que la gente no entiende lo malo que ha sido para los artistas, no era solo una cuestión de mantenerse a salvo (…). Nos impidió no solo crear, sino contribuir realmente a (mantener a) nuestras familias de una forma probablemente más devastadora de lo que la gente piensa”, recalcó.
Aun con el regreso a la actividad, la necesidad de tomar precauciones sigue imponiendo un duro peaje al mundo de la cultura.
En estas funciones, por ejemplo, a la sala para casi mil personas del Teatro Mandela únicamente podrán entrar unas 250.
Fuente: EFE