La semana pasada hemos asistido a la mayor movilización social por la emergencia climática de la historia. Alrededor de 7 millones de personas salieron a la calle entre el 20 y 27 de septiembre para reclamar medidas urgentes contra la emergencia climática.
En el Estado español, la semana se cerró el viernes con citas en más de 150 localidades con más de 400.000 personas en total. Algo nunca visto hasta entonces.
Estamos posiblemente ante un punto de inflexión. La sociedad realmente se ha despertado para actuar y exigir. Por su parte, los gobiernos y empresas deberían escuchar y reaccionar. El 27 de septiembre no es el final del camino, sino el comienzo de una ola internacional de rebelión por el clima y desobediencia civil no violenta sin precedentes.
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