Durante cinco años, un equipo internacional de científicos en la Reserva Natural Nacional de Shennongjia, ubicada en el centro de China, se ha dedicado a observar a un grupo de monos dorados (Rhinopithecus roxellana) y concretamente, a las monas y a sus bebés. Más del 87 % de esas crías fueron amamantadas por hembras que no eran sus madres.
Este fenómeno, llamado lactancia alomaterna, se da en algunas especies de mamíferos, desde roedores hasta primates. También en humanos: las amas de crianza ya están en desuso en sociedades occidentales, pero fueron comunes desde la Prehistoria hasta el siglo XIX para alimentar a lactantes cuyas madres no podían o no querían darles el pecho. Sin embargo, nunca antes se habían observado nodrizas entre las monas del Viejo Mundo. «Este comportamiento es común en algunas especies de prosimios, monos y humanos del Nuevo Mundo, pero no es común en primates del Viejo Mundo», dice a Sinc Zuofu Xiang, de la Universidad Central Sur de Silvicultura y Tecnología de Hunan (China).
Según los investigadores del nuevo estudio, el cuidado alomaterno se dio sobre todo entre monas parientes y fue recíproco. Alrededor del 90 % de las madres amamantaron a las crías de otra hembra si esta se había ocupado previamente de la suya. «Debido a que son familiares y comparten una genética común, este comportamiento mejorará la supervivencia infantil y también aumentará el éxito reproductivo», añade.
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