A casi 40 años de su muerte, el cantautor Georges Brassens va a convertirse en objeto de colección con la subasta de una serie de manuscritos que se pueden contemplar en una exposición antes de su venta, el próximo martes en París.
La casa que tiene el honor de acoger y vender los pensamientos escritos del incomparable músico francés es Artcurial, situada en un antiguo palacete de los Campos Elíseos donde vivió, entre otras figuras, la legendaria actriz teatral francesa Sarah Bernard.
Los 22 manuscritos, llenos de tachones y correcciones y algunos pasados a limpio, ven la luz por primera vez en una corta exposición para que los nostálgicos puedan contemplar a través de una vitrina las canciones de Brassens escritas de su puño y letra.
Desde la muerte del cantautor en 1981, los manuscritos han estado en manos de la familia de Fred Mella, tenor francés y solista de “Compagnons de la Chanson” muy cercano a Brassens y que falleció en 2019. Tras su muerte, la familia de Mella ha decidido poner en subasta los documentos.
PRECIOS DE SALIDA A PARTIR DE 10.000 EUROS
Los manuscritos saldrán a la venta con un precio de entre 10.000 y 18.000 euros por unidad. “Se trata de piezas únicas que han marcado generaciones”, comentó Frédéric Harnisch, director del departamento de libros y manuscritos de Artcurial en una entrevista a Efe.
“Si viera esta exposición, Brassens estaría emocionado y cabreado al mismo tiempo. Seguramente tendría una mezcla de sentimientos. Contento porque estaba muy apegado a sus manuscritos y molesto porque estaba en contra de aquello que era objeto del consumo de masas y también en contra de la promoción comercial”, reconoció Harnisch.
El azar ha hecho que el día en que los interesados pujarán por los manuscritos del artista, coincida con el título de una de sus canciones más celebres, “22 de septiembre”. “Ha sido totalmente fruto de la casualidad, no había nada preparado, quizá tenga algún significado”, explicó el director de la exposición.
“Georges Brassens es un monumento para Francia”, se oye comentar a algunos visitantes, la mayoría de los cuales superan los sesenta años, y a quienes la exposición les brinda la felicidad de poder cantar algunas de las estrofas a la vez que las leen de los manuscritos gracias al hilo musical de la sala.
En esta colección de documentos autobiográficos de más de 150 páginas, que estará expuesta hasta el próximo lunes, se puede ver como el autor trabajaba sus textos y su proceso creativo con canciones tan conocidas como “Le Vieux Léon, “Le Grand Chêne”, o “Le Blason”, entre otras.
En el caso de esta última, cuyo proceso creativo ocupa 74 páginas, se pueden ver las primeras versiones inéditas de la canción cuando se titulaba “Révérence parler”, a la vez que muestran lo amplio de las búsquedas y retoques que hizo el autor, muy perfeccionista, hasta llegar a una versión con la que estuviera satisfecho.
Sus admiradores saben que Brassens era muy exigente con su arte. Pulía sus textos modificando una frase, cambiando una palabra para ajustarla perfectamente a las notas, el verbo y la melodía, para lograr un texto límpido sin ser predecible.
Entre los objetos que se muestran por primera vez se encuentran, además, un dibujo original de Jean Cocteau que estaba en manos del cantautor, un pluma estilográfica y una carta que el propio Brassens envió al matrimonio Mella para invitarlos a su casa de Bretaña.
Fuente: EFE