Se ha vuelto una creencia común que pasar demasiado tiempo en los teléfonos inteligentes y las redes sociales es responsable de un aumento reciente en la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental, particularmente entre los adolescentes. Sin embargo, un creciente número de investigadores académicos ha producido estudios que sugieren que la creencia común está equivocada.
La investigación más nueva, publicada recientemente por dos profesoras de psicología, analiza unos 40 estudios que han examinado el vínculo entre el uso de redes sociales y la depresión y la ansiedad entre los adolescentes. Ese vínculo, de acuerdo con las catedráticas, es pequeño e inconsistente.
“No parece haber una base de evidencias que explicaría el nivel de pánico y consternación en torno a estas cuestiones”, dijo Candice L. Odgers, profesora en la Universidad de California, en Irvine, y la autora principal del artículo, que fue publicado en la revista Journal of Child Psychology and Psychiatry.
Los investigadores están poniendo en duda la creencia generalizada de que las pantallas son responsables de amplios problemas sociales, como las crecientes tasas de ansiedad y de privación del sueño entre adolescentes. En la mayoría de los casos, dicen, el teléfono es un espejo que revela problemas que tendría un niño aún sin este aparato.
El nuevo artículo escrito por Odgers y Michaeline R. Jensen, de la Universidad de Carolina del Norte, en Greensboro, llega tras la publicación de un análisis realizado por Amy Orben, investigadora en la Universidad de Cambridge, y poco antes de la planeada publicación de un trabajo similar de Jeff Hancock, fundador del Laboratorio de Redes Sociales de Stanford. Ambos llegaron a conclusiones similares.
New York Time