Desde 2013, las emisiones anuales de un clorofluorocarbono (CFC), prohibido hace décadas por su daño a la capa de ozono, aumentaron en aproximadamente 7.000 toneladas desde el este de China. Es la conclusión de una nueva investigación publicada en ‘Nature’ por un equipo internacional de científicos de Reino Unido, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos, Australia y Suiza.

El año pasado, hubo datos de que las emisiones de una de las sustancias más importantes que agotan el ozono, CFC-11, habían aumentado. Este producto químico se usó principalmente como agente espumante para aislamiento de edificios, refrigeradores y otros productos de consumo. El hallazgo sorpresa indicó que alguien, en algún lugar, probablemente estaba produciendo y emitiendo miles de toneladas de CFC-11, a pesar de una eliminación global desde 2010 bajo el Protocolo de Montreal.

ECOticias