Cuando el Caribe se vio azotado por el huracán Irma en 2017, la destrucción no fue el único escollo a solucionar, pues sus comunicaciones se vieron inutilizadas 8 horas debido las erupciones magnéticas del Sol, un fenómeno que la National Science Foundation quiere estudiar con su nuevo telescopio solar, el Daniel K.Inouye.
Los campos magnéticos solares pueden afectar las comunicaciones satelitales, inutilizar redes eléctricas y provocar apagones en tecnologías como el GPS, tal y como ocurrió en 2017.
Actualmente, las autoridades apenas pueden predecir estos episodios meteorológico espaciales, pero la calidad y detalle de captura de los 4 metros de equipo óptico del nuevo aparato de la National Science Foundation (NSF, por sus siglas en inglés) dan esperanza a que el estudio de los campos magnéticos avance a pasos agigantados a partir de ahora.
Construido por el Observatorio Solar Nacional del NSF y administrado por la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA), el telescopio solar Inouye combina un lente de 4 metros, el más grande del mundo para un telescopio solar, y las condiciones de visibilidad incomparables de la cumbre del volcán Haleakala, de 3.000 metros de altura y situado en la isla hawaiana de Maui.
La directora de la NSF, France Córdova, explicó que las imágenes que capte el nuevo telescopio, las primeras de las cuales fueron divulgadas este miércoles, permitirán comprender mejor los campos magnéticos del astro y la meteorología espacial ligada a estos.
«Este telescopio mejorará nuestro conocimiento sobre qué rige la meteorología espacial y por consiguiente ayudará a predecir mejor las tormentas solares», explicó Córdova en un comunicado.
EFE