El jaguar, el felino más grande de América, rey y símbolo de las selvas centroamericanas, está en riesgo de extinción; pero investigadores costarricenses se resisten a dejarlo desaparecer echando mano de la tecnología: collares con GPS y cámaras localizadas estratégicamente entre el bosque.

‘Queremos generar información que nos permita ver el movimiento, los patrones de actividad de los jaguares y cómo utilizan el hábitat’, explicó a AFP Víctor Montalvo, director del Instituto de Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (UNA).

Entre la exuberante vegetación de los parques naturales de Corcovado, extremo sur de Costa Rica; y de Barbilla, en las provincias de Limón y Cartago; o en el parque de Santa Rosa, la mayor reserva de bosque tropical seco de Centroamérica, los investigadores del Programa Jaguar de la UNA colocan cámaras y trampas inofensivas para atrapar a los felinos. Una vez que les colocan collares con dispositivos GPS, los jaguares quedan en libertad en su hábitat, revelando a su paso por extensas zonas gran cantidad de información.

El constante monitoreo ‘nos permite tomar decisiones de manejo’, comentó Montalvo. Los jaguares son indicadores de la salud del bosque: ‘Cuando ellos desaparecen se dan extinciones secundarias y se modifica la estructura y dinámica del ecosistema. Donde hay jaguares uno puede decir que el estado de conservación es bueno, donde las poblaciones están disminuyendo quiere decir que no estamos haciendo bien el manejo de las áreas’, añadió.

‘Ellos son controladores biológicos, como son superdepredadores mantienen reguladas las condiciones de especies autóctonas que se reproducen rápidamente como el tepezcuintle o el saíno’, agregó Felipe Hernández, vicepresidente de la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna Silvestre (Apreflofas).