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Renovar el plan de estudios en Noruega se ha convertido en objeto de polémica. La semana pasada el periódico de izquierdas Klassekampen avanzaba la noticia sobre la exclusión del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial en el borrador que ha confeccionado el gobierno conservador de Erna Solberg para reformar la educación primaria y secundaria. El «Fagnynyelsen», el proyecto con el que se pretende innovar la educación de los jóvenes noruegos en 2019, se centra en contenidos que sean “relevantes para el futuro”, afirman sus responsables. Una de las materias que más mermas va a sufrir corresponde a las ciencias sociales, en especial la historia, que retrocede a favor de temas con perspectiva contemporánea. Como resultado de esa modificación, desaparecerá la mención a eventos históricos como la Segunda Gran Guerra, durante la que Alemania invadió el país y lo gobernó a través de una administración militar y un gobierno de noruegos afines.

“El Holocausto y la Segunda Guerra Mundial deben tener un lugar completamente natural en el currículum escolar. Es impensable presentar un plan de estudios en 2018 sin incluir el mayor conflicto civil de nuestro tiempo”, lamentaba al diario noruego Ervin Kohn, presidente de la comunidad judía de Oslo. En la misma línea se expresaba Irene Trysnes, profesora asociada de Ciencias Sociales en la Universidad de Agder, coautora de una carta de protesta contra el borrador en la que varios profesores universitarios critican el nuevo plan de estudios en materia de ciencias sociales en el que, sostienen, «tanto la historia como los aspectos geográficos están en riesgo de desaparecer». “Algunos objetivos son muy específicos, mientras que otros son más vagos. Se enfatiza que los estudiantes van a aprender la historia de los samis, pero no hay nada sobre la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto”, recalcan los investigadores de Agder en la misiva.

El País


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