El Zócalo de Ciudad de México se pinta de invierno en las fiestas decembrinas con la instalación de una enorme pista de patinaje ecológica hecha de plástico. La pista atrae a miles de visitantes a la plaza central de México, un país conocido más por sus paradisíacas playas e inmensos desiertos que por sus deportes invernales.
Cientos deambulan de un lado a otro, principalmente adolescentes. Muchos muestran seguridad al deslizarse, pero no faltan los resbalones y una que otra aparatosa caída, mientras los más pequeños se aferran a sus padres entre risas.
La pista, elaborada con un polímero de alta densidad que se asemeja al hielo, es la más grande del mundo de este tipo, con 4.000 metros cuadrados, según la empresa suiza detrás del proyecto, Glice. «No necesitamos agua, no necesitamos electricidad, no necesitamos combustible y no emitimos C02 (dióxido de carbono). Esta pista como la ven aquí montada no requiere ninguna energía», dice a la AFP Hans Broder, de Glice, quien instaló la pista a pedido de la alcaldía de la capital.
La inmensa superficie blanca contrasta con el tono pardusco de las majestuosas edificaciones de la época colonial que rodean el Zócalo.
La pista permanecerá hasta el 6 de enero de 2020 y se espera que reciba diariamente a unos 10.000 visitantes que podrán patinar de manera gratuita.
AFP