Detrás del tráfico ilícito de bienes culturales se esconde en muchos casos una actividad altamente organizada que financia el terrorismo o se nutre de excavaciones ilegales, señaló este martes la Unesco, que lanza una campaña internacional para revelar la cara oculta de esos objetos.

Su iniciativa “El verdadero precio del arte” quiere sensibilizar al público sobre un comercio que representa unos 10.000 millones de dólares anuales (8.500 millones de euros) y que procede también a veces de robos en museos destruidos por la guerra.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) advierte por ejemplo de que el comercio de antigüedades es una de las principales fuentes de financiación del grupo terrorista Estado Islámico (EI).

Sus imágenes muestran esas piezas ilícitas en salones o casas de hipotéticos compradores.

“El arte no conoce fronteras. El crimen organizado tampoco”, dice sobre una vasija peruana de los siglos IV-VI d.C., que, gracias a dos intermediarios, cruzó Costa Rica y Florida antes de ser adquirida por un experto en arte que posteriormente la puso en venta en una casa de subastas.

La Unesco ilustra su campaña también con un relieve funerario de Palmira del año 50-150 d.C., robado en el Museo Nacional de esa ciudad siria por militantes del EI durante su ocupación, antes de entrar como contrabando en el mercado europeo.

“El tráfico ilícito constituye un robo caracterizado de la memoria de los pueblos. Despertar conciencias y llamar a la más extrema vigilancia son labores necesarias para luchar contra esta realidad, todavía demasiado subestimada”, subrayó en un comunicado la directora general del organismo, Audrey Azoulay.

Esta campaña marca el 50 aniversario de la Convención de la UNESCO sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la Importación, la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícitas de Bienes Culturales, adoptada en 1970.

Ese acuerdo proporciona un marco internacional para la prevención del robo y el saqueo y para la restitución y el retorno de los bienes culturales robados, y está considerado como el primer instrumento jurídico internacional para la protección de los bienes culturales en tiempos de paz.

 

Fuente:  EFE