Las dos caras de la propina, en cartelera hasta el 30 de septiembre en el Teatro en Círculo, es una colección de más de 20 piezas cortas escritas por el dramaturgo panameño Edgardo Molino Mola.
Todas las piezas se enfocan en la premisa de que existe una muy compleja relación entre meseros y clientes de restaurantes. Una de las historias se nos presenta como la pieza principal y consiste en una toma de rehenes en un restaurante en el día de su inauguración.
Obviamente, una razón para quedarse hasta el final de la obra era que no hubiese sido justo escribir esta nota sin haber visto cómo se desarrollaban todas las piezas. Además, el programa de mano prometía interacción con el público (que fue extremadamente limitada) y un concurso (las piezas más disparejas de la propuesta). Pero la principal razón para quedarme fue la esperanza de que en algún momento mejoraran las cosas.
En este caso, la obra tiene momentos más efectivos que otros, pero nunca llega a despegar por completo. Quizá el formato y el tema funcionarían mejor como un programa de televisión de sketches de comedia.
Pero verla hasta el final me hizo apreciar el valor de este proyecto. Diferente a muchas de las obras que vemos hoy en día en Panamá, Las dos caras de la propina es una historia original de un dramaturgo local que no ha sido montada anteriormente.
Como productores, es menos arriesgado traducir los textos franceses y estadounidenses de moda y montarlos con las mismas luces y ritmo que utilizaron en el norte, usando la palabra carimañola cuando el original pedía croissant.
La corta escena entre una energética Ofelia Puig , como mesera, y la reconocida actriz Ceila González , como clienta, nos muestra el gran potencial de la obra como comedia ligera con chistes conocidos, pero presentados con frescura. Por su parte, el diseño de luces ayuda a la fluidez del montaje.
El sector teatral panameño solo crece con proyectos que se atreven a realizar el maravilloso experimento creativo de montar nuevos textos. El público sin duda se divertirá e identificará con algunas de estas historias de meseros y comensales en conflicto.